No votes por miedo, vota por patriotismo

Este artículo lo escribo con mucha preocupación y no lo puedo ocultar. Preocupado de que no podamos consolidar el giro que España tomó a partir de la moción de censura que acabó con el peor gobierno de la democracia. No escribo ni como militante ni como politólogo, sino como un ciudadano más que contempla con horror el retroceso que podríamos vivir a partir del 24J.

La política es muy injusta, y eso es algo que no debería sorprendernos en este punto. Por lo que dicen los oráculos del siglo XXI, las encuestadoras, parece que de nada ha servido la puesta en marcha de la tímida agenda socialdemócrata que ha aplicado el gobierno de coalición. En un momento histórico en el que parecía que la religión neoliberal estaba sufriendo su propia contrarreforma tras la crisis de la pandemia, hoy observamos que esa tendencia no se está viendo recompensada en las urnas. A pesar de las buenas cifras, a pesar del “señor Egea, le voy a dar un dato”, hoy podemos afirmar que no, el dato ya no mata el relato.

Ojalá habernos dado cuenta antes, ojalá este gobierno hubiera confrontado en la trinchera mediática enemiga desde el principio del mandato, ojalá no se hubiera asustado a millones de pensionistas con bulos infames que criminalizan a los pobres y a los inmigrantes, ojalá no se hubiera cometido el terrible error de aprobar una ley que han sido incapaces de explicar, ojalá no haber dado por hecho tantas cosas.

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A una semana de las elecciones, no hay melancolía que valga. Dejemos a un lado ese derrotismo impostado en el que tan cómoda se ha sentido una parte de la izquierda en muchas ocasiones, y no dejemos que los altavoces de los reaccionarios nos dicten lo que va a pasar. En las últimas elecciones municipales y autonómicas sí consiguieron desmovilizar a parte del electorado, lo que tuvo como resultado que muchas plazas cambiasen de color por apenas unos puntos. Por eso, votar en estas elecciones se ha convertido en un ejercicio de responsabilidad cívica, en un acto de patriotismo.

Votemos por patriotismo, ese concepto maldito al que siempre se le ha atragantado a una parte de la izquierda. Patriotismo entendido como ese sentimiento republicano de pertenencia a una comunidad política que comparte unos valores y una memoria colectiva.

Votar por patriotismo es votar a favor del país que todavía está por venir, por una España que muchos ya tenemos en la cabeza a pesar de que las fuerzas antidemocráticas intenten que ni siquiera seamos capaces de imaginarla. Votar por patriotismo es votar por el país que ya somos y por el país que todavía nos queda por conquistar. Votar por miedo, en el fondo, no deja de ser una claudicación a un estado de ánimo impuesto, votar en contra de algo pero sin tener clara la alternativa, y eso es algo que no nos podemos permitir. Caer de nuevo en el pesimismo patrio en el cual nos socializamos políticamente los de mi quinta significaría aceptar la derrota. España no es patrimonio de aquellos que tiran a la basura a la mayoría de los españoles. España es de la mayoría de los demócratas que defendemos un país abierto, libre y progresista.

Hablemos de la España de 2023, y hagamos una retrospectiva del país que fuimos y cómo hemos llegado hasta aquí. De eso trata la memoria histórica, de tener presente la visión más completa de nuestro pasado reciente, de enorgullecernos de los avances en derechos y de condenar y reprobar las sombras y las contradicciones de las que todo país adolece. Por eso la memoria siempre será lo contrario a la nostalgia.

Creo que este ha sido el mejor gobierno que podíamos tener en el peor momento, y es evidente que todavía quedan muchas cuestiones que abordar: la crisis climática, la creciente desigualdad, la transformación digital o la profundización en derechos civiles. Por eso te pido que votes. Vota con una sonrisa o vota con la nariz tapada, pero vota. El miedo no moviliza hasta que gana, por eso creo que apelar al patriotismo es la mejor opción para luchar contra los monstruos que produce el sueño de la Razón. Vota.

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Luis E. Patiño

Madrileño, politólogo, militante y apasionado del urbanismo y las ciudades.

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